Toda una vida tejiendo ilusiones

Teresa Marcos, fundadora de Teycar, recibe el premio Emprén Dona

La empresaria conocida en toda la región, España y Portugal por el imperio que construyó cosiendo vestidos de comunión y que dió lugar a la emblemática tienda Teycar de Elche, recibe el premio Emprén Dona con el reconocimiento “Toda una vida”

Teresa Marcos no es ilicitana pero se siente ilicitana. Tenía 26 años cuando decidió buscar la suerte en otro lugar, fuera de su pueblo natal. Un rincón de Andalucía llamado Huélago que se iba quedando vacío por la escasez de oportunidades laborales.

Una emprendedora nata que nació en los años de la Guerra Civil Española, que sucumbió al hambre, a la pena de la ausencia paterna y a la tristeza de una era donde las oportunidades escaseaban, pero no las ganas de luchar y sobrevivir.

Esta ilicitana con sangre andaluza siempre vio oportunidades para ayudar a su familia a conseguir más ingresos, algo que la llena de orgullo cuando habla de uno de sus primeros trabajos como espigadora.

Premio a “Toda una vida”

“Elche fue el lugar que me permitió realizarme profesionalmente. Gracias a todas las oportunidades que se me abrieron aquí. Por eso, este es el premio más importante de toda mi carrera. El reconocimiento como ilicitana”, y con este agradecimiento al galardón “Toda una vida” de los premios Emprén Dona se le ilumina si cabe, un poquito más su mirada. 

Comunicado del galardón «Toda una vida» de los premios Emprén Dona

Sus 85 años no oscurecen la vitalidad de Teresa, de su energía emprendedora, de la energía propia de las personas inquietas. Personas que no ven sólo oportunidades, sino que mantienen todavía deseos de hacer cosas, de generar ruido, de generar vida.

Ahora, en su etapa más madura, escribe y pinta. El arte la relaja, y en la escritura ha encontrado una oportunidad para contar su historia, para dejar su impronta no solo en el recuerdo de todas las niñas que llevaron sus trajes de comunión o las novias que también vistió.

Emprendedora por vocación

Habla de su profesión como diseñadora y costurera como si fuera parte indivisible de su propio ser. Apenas sabía defenderse con la lectura y escritura cuando con once años decide realizar un curso por correspondencia de corte y confección. El humor aparece, y recuerda que en sus escasos recursos, le faltaba una herramienta necesaria: la regla con la que diseñar los patrones.

Uno de sus primeros vestidos de novia confeccionado a una vecina de Huélago

Esa regla se la hizo un carpintero vecino, una regla torcida que firmaba los trabajos de Teresa y que originó preguntas del tipo: “¿qué te pasa en las manos que no salen rectos los patrones?”, y que no hizo sino potenciar todavía más su talento. Las ganas y la voluntad le ayudaron a conseguir una Matrícula de Honor con aquel curso. 

Y con el título bajo el brazo, con su osadía y predisposición comenzaba a diseñar vestidos a sus vecinas, y algún que otro vestido de boda a la gente de su pueblo, a fomentar su ilusión por lo que hacía y sobre todo, continuar con un aprendizaje continuo que bien demostró a lo largo de todo su camino hilando telas y diseñando ilusiones, e incluso a enseñarse a bordar.

Unos aprendizajes que también le permitieron poner al servicio de otras mujeres sus conocimientos con la aguja y el hilo. Y poco a poco, también demostró dotes en la  enseñanza de su talento, y así lo hizo, tanto en su pueblo natal, como en el barrio San Antón de Elche, donde creó las primeras escuelas de costura.

Lentamente y de forma contundente, fue forjando un imperio de hilos, telas y vestidos de comunión. Maleta en mano y con sus hijas a su lado, no tenía reparo en tocar puertas y mostrar su agudeza y destreza en la costura. Carisma de quien apuesta fuerte por lo que sabe hacer, por quien cree que lo único que necesita uno en esta vida es la voluntad de querer hacerlo bien.

Creando empresas, uniendo ilusiones 

Reconocidos empresarios de Elche y de la industria del textil como Tejidos Antón, Pallarés, Lisardo, Paqui y Maxi o Tejidos Ruiz fueron cómplices de la capacidad de Teresa e impulsaron un crecimiento que ya estaba dentro de ella dando origen a Teycar, la empresa familiar que ahora regenta su hija Mayte.

Un negocio que, desde el primer día, dio trabajo a muchas mujeres tanto en Elche como en pueblos cercanos. Y que su osadía empresarial la llevó hasta las puertas de El Corte Inglés donde ofreció su desparpajo y también sus vestidos. ¡Y vaya si se los compraron!

Teresa y Mayte, madre e hija

El Corte Inglés, un impulso en su carrera

Nadie puede imaginarse a Teresa sin su maleta llena de vestidos de comunión ni su niña modelo. Ella estaba dispuesta siempre a ir a cualquier lugar y mostrar lo que sus manos y su creatividad creaban. Y en ese caminar, llegó a las puertas de la empresa más importante de España en aquel momento.

Colección de vestidos de comunión

El Corte Inglés también confió en su inteligencia empresarial, en sus obras de arte convertidas en vestidos para las niñas en su primera comunión. Apostando por esta diseñadora y modista que supo dar trabajo directo e indirecto a muchas otras costureras.

“He sido madre, hija, hermana, jefa y amiga de mis empleadas”

Teresa también habla con orgullo de su círculo femenino. Se siente feliz de haber sido el eje de muchas otras mujeres: “He sido madre, hija, hermana, jefa y amiga de mis empleadas”, comenta en un reconocimiento personal a la mujer ilicitana, a la profesión de costureras y aparadoras, reconociendo así la gran valía de ellas en esa parte tan importante de la economía local.

En su familia siempre encontró ese apoyo que le permitió seguir apostando por sus sueños. Su madre y su hermano la ayudaron a conciliar, su marido dejó su trabajo para acompañarla en su proyecto, y sus hijos, han crecido rodeados de esa apuesta por ella, y también se volcaron en el negocio hasta día de hoy.

Describe muy bien la olla puesta en los fogones con el ruido de las máquinas de coser, a la vez que con su esfuerzo conseguían un sueldo más en las familias. Y vuelven sus ojos a irradiar luz.

Reforcemos nuestro tejido empresarial y local

Teresa es la historia viva de la mujer empresaria en un tiempo donde solo se elogiaba al hombre empresario. Y también, un ejemplo de voluntad y perseverancia necesario en una sociedad que quiere cambiar los roles, que quiere equidad en su presente y reconocimiento a las personas que tienen una gran valía tanto personal, como profesional sin importar su género.

Teycar, al igual que otros negocios locales, merece una distinción en nuestra economía. Los pequeños negocios que se mantienen a lo largo de las décadas, y que incluso dejan legado y oportunidades a las siguientes generaciones deben conservarse, cuidarse y potenciarse.

El valor de lo nuestro pasa por reivindicar y sentir con nuestras manos que el tejido local y empresarial lo tejemos en nuestra tierra, y que en la gran mayoría de casos, son las mujeres las que logran unir la sociedad.

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