Hay mujeres cuya vida se define en hiladas, pequeños pespuntes que desfilan a través de la tela que une trozos y forman una única estructura. Componiendo y concibiendo nuevas creaciones, nuevas necesidades. Hoy las hiladas de la vida de nuestras protagonistas se han convertido en costuras sólidas. Como ese doble refuerzo que solo ve el sastre. Recto para unir pero creando en la medida que la costurera dirige el pedal de la máquina. Nuestra historia es la historia de dos mujeres que hilvanan su vida constantemente y que buscan terminar su traje y lucir como heroínas que son.
Dos experiencias totalment e diferentes que confluyen en un mismo punto: la necesidad. Llámalo crisis, destino o la vida misma. Toñi y Tere, tan dispares la una de la otra pero con una actitud tan igual. Con vidas distintas que convergen en sonrisas cómplices porque ambas opinan lo mismo sobre esa energía que las mueve para continuar a la que ellas llaman «falta de dinero».
Tere y Toñi son compañeras en la Asociación sin ánimo de lucro PRM-Programa de Reinserción de Mujeres situada en Elche. Cuando hubo un momento en que todo se desmoronaba decidieron pedir ayuda y fueron elegidas desde los servicios sociales locales para participar en unos talleres de formación en confección textil. Su situación personal y profesional había sobrepasado los límites y se encontraban ya en riesgo de exclusión social. Necesitaban un apoyo, un algo que les permitiera seguir, que se les diera otra nueva oportunidad. «He tardado en pedir ayuda porque mi orgullo me lo impedía» comenta Tere, una gallega criada en Brasil y que regresó de aquel país como madre soltera y un niño de muy corta edad.
Tere, estratega, trabajadora y luchadora
«Allí estudié económicas en la pública, pero tenía que pagar unos impuestos para poder convalidarme los estudios en España y no lo hice. Trabajé en el aeropuerto e incluso puse un pequeño taller de serigrafía con un amigo. Pero estaba muy asustada en Brasil, sobre todo por mi hijo pequeño. Tenía miedo de que lo mataran o lo secuestraran y tomé la decisión de venirme a España. Galicia fue mi primera parada, allí trabajé en un empresa subcontratada del grupo Inditex. Siempre he sido una persona muy organizada, con las ideas claras y conseguí acceder a un puesto de gran responsabilidad. Pero la salud de mi hijo se complicó con el clima y decidí entonces venir a Alicante a casa de unos amigos.»
Hija de inmigrantes que vuelve a España, que busca otra vida y que abandona Brasil en busca de un nuevo futuro, tan difícil de encontrar en el lugar que deja atrás. En Alicante intenta desesperadamente encontrar un trabajo y un lugar para vivir con su hijo y su madre. Sabe que la familia ha sido crucial siempre para ella: «He recurrido muchas veces a ellos por necesidad» comenta. Y es cierto, que sus hermanos y sus padres, siempre han sido un apoyo para ella. Pero también ha sabido encontrar esas herramientas necesarias para sobresalir y sobre todo para sobrevivir. Su camino no ha sido fácil, pese que es una persona que siempre ha destacado en todos los trabajos que ha desarrollado, ser mujer la ha condicionado en muchos de ellos. Pese a demostrar misma valía de un hombre nunca se le reconoció incluso le perjudicó en algunas ocasiones.
Si hay algo destacado en ella es la esa forma de entender la vida con múltiples opciones. Es curiosa su trayectoria profesional: contable, técnico de aparatos de oxígeno, limpiadora, cocinera, controladora de calidad, emprendedora… No hay barrera que ella no consiga saltar. «¡Déjame que te lo demuestre»! es una de las frases que ella emplea en esos casos donde la necesidad hace resurgir su espíritu. Y sin embargo, esa forma de ver la vida en busca de oportunidades le ha hecho tener el foco en una granja de caracoles. Un giro en la conversación que te hace entender ese constante pivotaje de su vida.
Ahora Tere está casi preparada para dar el salto a A Puntadas, la empresa social que ayuda a mujeres como ella a tener un trabajo, un recurso. No es fácil conciliar la vida laboral y la familiar, sobre todo cuando tus medios económicos no son estables o ni si quiera existen esos medios. Junto a Toñi ha sabido co-crear y reorientar su trabajo, enfocarse en una nueva ilusión frente a una máquina de coser.
«Solo quiero para mis hijas una oportunidad»
Toñi sonríe al mirarse al espejo y verse con su nuevo corte de pelo y maquillada. Conoció a Tere en la Asociación y tiene una visión de las relaciones humanas muy certera. Sabe relacionarse con su entorno, digamos que en este proyecto que ha emprendido con su compañera es la comercial, la que estudia el mercado y sobre todo la que detecta las necesidades de la gente. No es fácil descubrirlas en un mundo tan globalizado e independiente como el actual. «Sé que tengo que llevarme bien con todo el mundo, porque en cualquier momento puedo necesitar a esas personas».
Está divorciada y con dos hijas. «Siempre he tenido el rol de cuidar de mi familia y siempre he contado con el apoyo de mi madre». Sonríe con esa complicidad generacional, porque se reafirma en su postura de «ayudarnos unos a otros». Es una enamorada de los pueblos pequeños y echa en falta esa confraternización ausente en las ciudades. Y apuesta, junto con Tere, a crear una cooperativa de mujeres en las que cada una aporte sus cualidades y aptitudes y puedan repartirse, entre todas, los beneficios: «Ojalá este proyecto nos permita vivir de él y tener unos ingresos para subsistir».
Toda una vida trabajando que se ha traducido en solo siete años cotizados. Algo que no le permitirá tener una jubilación digna. Trabajos irregulares, mal pagados y marginados logran apenas llenar su nevera y la obligan muchas veces a ingeniar nuevas formas de conseguir una pequeña economía para su hogar, con el único objetivo de conseguir que sus hijas puedan tener las oportunidades que se merecen.
A Puntadas, una nueva oportunidad
Sin embargo, la historia de Tere y Toñi es una historia de superación, de empoderamiento de dos mujeres con ganas de continuar, de demostrar su valía. Son por si mismas muy grandes sin darse cuenta, o quizás si saben que solo es cuestión de esperar, por muy duro que sea el camino. Porque siempre hay un momento en el que todo vira de repente y esa lucha se convierte en el éxito de ser todo aquello que te has propuesto y o quizás su historia siga el paso firme de unos pespuntes que han encontrado en A Puntadas el apoyo necesario para crear y continuar.
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