Ser madre implica muchas veces la necesidad de acondicionar el nido, de educar y de ayudar a tus hijos a desenvolverse en la vida. A ser capaces de, una vez estén preparados, permitirles que arranquen el vuelo. Así, con esa inquietud y con esa responsabilidad, es con la que Geli e Isabel Brotons iniciaron el proyecto de la Fundación Defora.
Ambas hermanas, en su deseo de ser madre, optaron por adoptar y conseguir así su sueño. Geli a dos hermanos llamados Manuel y Matias, e Isabel a Julieta. El hándicap de estas dos madres fue que se dieron cuenta de que sus hijos no llevaban el mismo desarrollo que el resto de niños en el colegio y observaron que sus capacidades eran limitadas. Descubrieron poco a poco que sus hijos tenían una discapacidad psíquica que los hacia distintos y que evolucionaban de forma diferente frente al resto. Entendieron que su evolución no era la que había normalizado la sociedad.
Durante ese proceso de aceptación y búsqueda frente a la inquietud de querer saber y conocer qué ocurre con tus hijos en ese desarrollo relentizado por las deficiencias, Geli Brotons fue aconsejada por psicólogos y psiquiatras. Y con la inercia que mueve a las madres frente a lo que se le presentaba como un problema, descubrió en Madrid la Fundación Carmen Pardo Valcalcer. Allí se impregnó de un deseo, de una forma de hacer y sobre todo, despertó en ell la necesidad de una inclusión social para las personas discapacitadas o capacitadas de una forma reducida, pero capaces de hacer. De la obligada conciencia social y empresarial que ampare, de alguna forma, la integración de estas personas en la sociedad.
Geli Brotons es una reconocida diseñadora de zapatos a nivel internacional. Y vino de Madrid con la idea de aliviar ese dolor que albergaba el pensamiento de un futuro para sus hijos pero con el consuelo de saber que podría enseñarles una forma de supervivencia desde sus limitaciones. “Es un sentimiento egoísta. No altruista. Yo no pienso en ayudar porque lo que realmente quiero es que esto funcione para saber que mis hijos podrán estar sin mí cuando yo falte. Porque seguirán bajo el paraguas de esta familia que quiero crear aquí, en la Fundación”, afirma la fundadora desde el convencimiento.
Y ese sentimiento es el que impera en esta familia llamada Defora que apenas lleva dieciocho meses configurada como una fundación. Meses en los que la fundadora y la presidenta, se ha movilizado para dar a conocer su proyecto. Para implicar a toda una sociedad en la idea de dar cobijo profesional a las catorce personas que de lunes a viernes conviven en ese paraíso de palmeras. Un micro entorno laboral en el cual, ayudados por psicólogos y especialistas en diferentes ámbitos, dan forma a la capacitación que necesitan albergando el mundo laboral: la integración a fin de cuentas. Las creaciones de Geli Brotons son para ellos una forma de demostrar su valía a través de unos procesos de confección donde ponen todos sus sentidos en las cuatro horas que dedican a la profesión del calzado.
Pero la Fundación no solo le muestra las herramientas y las técnicas de la industria manufacturera del calzado. En sus instalaciones tienen zonas comunes donde aprenden a socializarse, a convivir, a plantar un huerto, a cocinar… A tener una experiencia que les permita reír, soñar y caminar hacia un mismo objetivo: Integrarse en la sociedad.
Sentar los cimientos de un familia
Los proyectos de futuro de esta Fundación son muy ambiciosos. Ahora albergan durante la semana a catorce personas con discapacidad psíquica, e imparten talleres, crean rutinas, hábitos y les aportan una especialidad laboral. Son adiestrados para integrarles en el mundo empresarial con una cierta autosuficiencia. “Algunos podrán tener la oportunidad de ir a trabajar a las empresas. Otros seguirán aquí, en esta comunidad que hemos creado para ellos, con sus amigos y su vida”.
Dentro de esos planes de futuro hay necesidades a largo plazo, como la creación de pisos tutelados que permitan que estas personas puedan vivir solas pero bajo supervisión y tener cierta independencia. Mientras tanto la Fundación planea seguir ampliando sus instalaciones y tener la posibilidad de tener habitaciones dentro de su mismo complejo.
Parece muy grande este proyecto que abarca una realidad que quizás, todavía no hemos sabido aceptar en esta sociedad individualizada y que desvía hacia otro lado las miradas.
Pero es tal la pasión que demuestran estas dos madres en esa búsqueda de encontrar la forma de enseñar a sus hijos especiales a sobrevivir fuera del nido, que ya han recibido muchas ayudas por parte de empresas como Pikolinos, y han unido ambas fundaciones, la de Juan Perán-Pilkolinos y Defora, para crear una colección de calzado y bolsos de señora solidaria.
Barreras y obstáculos
La Fundación Defora ha conseguido muchos éxitos en su poco tiempo de vida como tal. Pero algunos tan importantes como el acuerdo con Pikolinos o el Premio Solidario HP, y además se está dando a conocer entre el tejido empresarial local. Aunque las necesidades son muchas, tales como poder adecuar la llegada de los integrantes del proyecto con un transporte público, ya que las instalaciones se encuentran fuera de la ciudad de Elche. De ir adquiriendo nuevas máquinas para seguir formando profesionalmente a los chicos de entre 16 y 55 años o la de financiar por sí misma la Fundación.
También, una mayor implicación por parte de la autoridades que den visibilidad y fomenten la necesidad de inclusión de las personas con discapacidad. El crear un hogar y la tranquilidad de las familias por el futuro de un Matias, de un Manuel o de una Julieta, que tuvieron el privilegio de encontrar un lugar que les permita ser felices en su propio entorno. De conseguir como dice Geli “tener una vida plena, llena de ilusiones, de risas, de pertenencia a un lugar que les ayude a ser”.
Una historia que empieza, como el diseño de un modelo de zapato en la mente de una diseñadora, con sus funcionalidades y con esos pequeños detalles que lo hacen único y diferente. Porque este tipo de proyectos deben ser amparados por nuestra sociedad y ser acogidos en la cuna del calzado, en nuestra ciudad ilicitana, creando la ilusión en el hacer y desempeñando las funciones que estas personas tan especiales saben transmitirnos cuando estamos a su lado. Y que en ese aprendizaje nos enseñan a todos la simpleza de la vida, porque una discapacidad siempre estará ahí y no debemos tener miedo a verla, a comprenderla sino que debemos aceptarla.
Me siento muy orgullosa de haberos conocido Isa y Geli, asi como a vuestros hijos e hija, sois todo un ejemplo de que a pesar de la sensación que se nos queda cada día tras ver las noticicias y tanta maldad en el mundo, con muchísimo Amor, entrega y generosidad se consiguen grandes cosas. Suerte en la consecución total de ese proyecto tan bonito y solidario. Un abrazo grande para vosotras y para Matias, Manuel y Julieta, son muy afortunados y vosotras también 🙂