Laura Rodríguez es Paquita, una mujer condenada por adulterio, embarazada de su amante. Está presa junto a otras nueve mujeres. Cada una carga con un delito a sus espaldas. Delitos injustos que tras la guerra civil, tras la dictadura franquista hizo que las cárceles españolas se masificaran. La grieta que dividía España entre colores políticos estaba abierta y sangraba. Manchando familias, ahogando sentimientos, propiciando de rabia el sentirse español.
Paquita
Presa por adúlteraLaura es una actriz amateur, y fue elegida por José Luis Mas, para hacer un papel en la obra “Presas” que se estrenó el pasado 10 de marzo en L’Escorxador de Elche. Una obra que ha querido dignificar a la mujer en una época en la que fue brutalmente discriminada por su condición. Cualquier pena era magnificada si el delito era cometido por una mujer.
“Acepté el papel porque quería hacer teatro y mi grupo, Carafur Teatro, había elegido esa obra..”, esas son las palabras de Laura para describir el inicio de esta obra. Su pasión por el teatro, esa afición que la obliga a desprenderse de sus rutinas para convertirse en otra, en este caso Paquita.
Laura no sólo aprendió a representar a una mujer adúltera, no se limitó a memorizar sus frases, a gesticular en el escenario a esta mujer maltratada por encontrar el amor fuera del matrimonio. La actriz se documentó sobre aquella época. Quería sentir en su propia piel la injustica que supone la desigualdad que se vivió y que quizás, aún vivimos en un estado patriarcal.
“Conforme me adentraba en esa época a través de videos, documentales, libros y ensayos, sentí tanta impotencia. Tanta rabia acumulada me hervía. En la República la mujer consiguió muchos derechos que se vieron violentamente mermados con la dictadura.” Quizás, ahora ese brillo de rabia en sus ojos no pertenece a Laura, sino a Paquita. No hay tanta distancia temporal entre la obra y la actualidad, “algo increíble” reafirma Laura. Que no entendía cómo en un espacio tan corto de la historia de España se hubiese dado un paso atrás tan agigantado.
Presas no ha querido degradar a las mujeres en sus miserias. Todo lo contrario. La obra ha querido magnificar cada historia y mostrar la valentía de cada mujer para salir de ese pozo sin fondo al que, si hay que ponerle nombre, se llamaría injusticia. El director de la obra ha dado protagonismo a cada historia, a cada mujer, a cada sentimiento vivido en las grises paredes de la cautividad.
El teatro ha sido un género reivindicativo que ha denunciado las injusticias sociales que se han vivido en nuestra sociedad. “Me llamó mucho la atención que la última encarcelada por adulterio en España fue en 1975. No hace tanto. Representarla a ella me ha reafirmado en la necesidad de una igualdad de género, de lucha de los derechos humanos. Me he sentido realmente orgullosa de ser mujer y de poder demostrarlo”
1 Comment